No
es la primera vez que la arqueología como instrumento científico ha
logrado milagros o ha conseguido acercarnos más a las civilizaciones
que habitaron nuestras tierras tales como los Íberos, los Romanos,
los Fenicios y así un largo etcétera.
En
España, la ignorancia hacia lo sefardí o judío es mayor ya que la
iglesia católica se ha encargado de inculcar unos valores
antisemitas a nuestra sociedad a lo largo de los tiempos. No
obstante, muchas ciudades siguen conservando en sus cascos antiguos
las aljamas judías y en algunas de ellas incluso se ha llegado a
excavar y por lo tanto se ha podido encontrar una importante fuente
de patrimonio judío.
Empezaremos
por las ciudades que históricamente han tenido las aljamas más
importantes. Entre otras podemos encontrar Barcelona, Gerona y
Toledo.
Barcelona
siempre ha estado en la cabeza de las ciudades europeas. Ya sea por
su tendencia cosmopolita, su arquitectura, su organización, etc.,
pero su atractivo se basa en el núcleo antiguo. En él podemos
encontrar distintos puntos como las ramblas, las callejuelas que
comunican, la catedral y la parte que fue la aljama.
El
call o la aljama de Barcelona estaba formada por callejuelas
estrechas, no asfaltadas ni empedradas y los edificios de allí no
eran para nada atractivos. Cabe decir que lo que le hace encantador
es su estructura y el hecho de estar cerca de la catedral. Su
densidad de población era de las más altas de la Cataluña
histórica y sus edificios los más altos.
Además,
estaba compuesta por dos puertas que comunicaban la entrada y la
salida; los equipamientos eran completos y disponía de carnicería,
dos sinagogas, un almacen de grano y la escuela.
La
comunidad judía moró allí hasta el año 1391 ya que hubieron
incidentes que provocaron más de tres-cientos muertos con lo cual
repercutió de forma directa a la población. Gran parte de ella tuvo
que refugiarse en el castillo nuevo a condición de pasar por el
filtro de la conversión.
Gerona,
es quizá la segunda ciudad de Cataluña con más historia sin
despreciar las otras capitales de provincia. Tenía y tiene una de
las juderías más grandes y completas del medievo morando en ellas
cerca de 800 personas.
Se
empezó a formar en el siglo XII cuando unas cuantas familias judías
se instalaron en el carrer de la força.
La
aljama estaba formada por callejuelas interconectadas entre si, había
varios puentes el más famoso, el que daba la entrada al call, y una
plaza central entre otros componentes. Los equipamientos se componían
de la sinagoga o sinagogas, la carnicería, la escuela, el matadero,
la madraza, y la escuela de cábala.
En
ella moraron grandes exegetas y intelectuales. Destacan las teorías
del pensador Jacob ben Sehet Gerondi, el poeta Mesula ben Selomo de
Piera, i los filósofos Ezra ben Salomo y Azriel de Girona.
Sin
embargo, la figura más relevante fue el médico, exegeta, poeta y
filósofo Mosse ben Nahman más conocido como Bonastruc ça Porta.
Para
dar final a la descripción de las distintas aljamas, hablaremos de
una de las ciudades más importantes sin ningún tipo de duda, es
decir, Toledo.
Actualmente
es una urbe con mucha historia detrás, la cual conserva
perfectamente su casco antiguo que corresponde a la ciudad construida
en el periodo medieval. Dentro de la parte medieval se halla la
judería.
Su
formación empezó a emplazarse en el barrio de San Martín, lugar
asignado por los árabes después de la conquista de la ciudad. Al
mismo tiempo se construyó una muralla para su protección.
Sus
limitaciones por la parte interior las constituyen los distintos
adarves que se van erigiendo según el crecimiento progresivo de la
judería. Éstos solamente limitaban los barrios cristianos.
Los
judíos no estaban obligados a vivir en la aljama y algunos lo hacían
fuera. La aljama comprendía diferentes barrios no deslindados entre
si. Éstos correspondían a los sucesivos periodos de crecimiento
desde el núcleo inicial, y también a la diversidad social de la
comunidad así como a su idiosincrasia organizativa.
Su
composición se basaba en una serie de callejuelas cerradas por
puertas, de vías que se comunicaban entre si y también conectaban
la judería con la ciudad. Los equipamientos eran muy completos y
podíamos hallar una escuela, el matadero, el horno público,
diferentes comercios y talleres donde trabajaban artesanos, las
viviendas, tres sinagogas (las más famosas: sinagoga del tránsito y
de santa María la blanca), y un hospital entre otros.
Podemos
ver que aparte de los restos de las aljamas que han quedado en
nuestras ciudades, también hay otros tesoros que dan testimonio a
que existió una diversidad y riqueza cultural en España. De hecho,
se han llegado a excavar y a hacer averiguaciones dentro de los
antiguos barrios judíos donde se ha encontrado pertenencias de las
familias que vivían allí.
Los
objetos podían ser lápidas funerarias con inscripciones, alhajas,
inscripciones hebreas en las paredes, una menorah, y así un largo
etcétera.
Solamente
tenemos que ser conscientes de que tenemos una larga historia judía
en nuestras espaldas, la cual nos ha estado vetada durante muchos
siglos. Así que de alguna forma debemos hacerle frente y conocerla,
ya que muchos de nosotros tenemos aunque lo ignoremos sangre judía
en nuestro ser.
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