martes, 24 de abril de 2012

El feminismo, la fe y su recorrido

Podríamos definir feminismo, sí. Podríamos explicar en qué consiste. Lo que si no podemos es resumir su recorrido y aún más, concretar éste a través del tiempo.
A la hora de aplicarle una definición se le podría denominar doctrina o movimiento. No obstante, a través del tiempo es mucho más complejo. Todo empieza en la prehistoria donde la mujer hacía lo posible para salir de la caverna.
En ese mismo instante, dos amantes incompatibles se encontraron y su relación amor – odio no hizo más que empezar.
¿Es distinto en los tiempos que nos acogen hoy, que tenemos toda clase de avances tecnológicos, médicos y sociales? Por una parte sí ya que la mujer ha pasado de estar enclaustrada en casa a engrosar las matriculaciones en la universidad; pero por otra parte, seguimos sufriendo desigualdades e injusticias. Ejemplo de ello son algunas leyes como la reforma laboral actual o la diferencia salarial; como también los prejuicios que sufrimos en caso de divorciarnos o de querer evolucionar y ser independientes.[1]
No debemos olvidar un día ocho de marzo de principios del siglo XX, el cual culminó un capítulo de la historia del mundo contemporáneo, ya que un centenar de mujeres se encerraron en la fábrica textil donde trabajaban en el estado de Nueva York para reclamar sus derechos y por ello perecieron.
A partir de esa desgracia surgieron una diversidad de movimientos feministas que lucharon por la igualdad y los derechos de la mujer. Dentro del amplio abanico del feminismo encontramos a mujeres de confesión judía.
Evidentemente, su rol ha pasado por una cronología y se demuestra claramente en algunos tratados del Talmud.
Según explica el mismo Talmud, la mujer debe ser honrada por encima de todo y es la responsable de transmitir la tradición y los mandamientos a los hijos dentro del hogar ya que el amor, la dedicación y la paciencia de una madre siempre traerá buenos resultados a la hora de amar a la Torá. En las festividades también tienen un papel muy significativo. Durante la jornada del Sabbat y otras festividades son ellas las que prenden las velas y así iluminan el hogar.



Con el paso del tiempo y en épocas post – bíblicas las mujeres fueron adquiriendo más derechos dentro de las comunidades judías. Una evidencia de ello es la época moderna dentro del judaísmo progresista. Sirven como rabinos, son cantoras y a la vez maestras en las “yeshiva” o escuelas talmúdicas. En el estado de Israel sirven a su país prestando lealtad a su ejército durante dos años.

Además, hay activistas de confesión judía en la actualidad que abogan por un feminismo igualitario. Algunas de ellas han formado asociaciones y una de ellas es la de “Women at the wall” las cuales llevan su protesta hasta el muro de las lamentaciones de Jerusalén alegando la discriminación que padecen en las sinagogas y el trato que se le da a la mujer en la corriente ultra ortodoxa del judaísmo.

Cabe decir que no hay peor ataque machista que el producido entre mujeres. Muchas veces somos agresivas entre nosotras y rivalizamos sin tener conciencia de ello.
Debemos luchar sin descanso para hacer desaparecer la hipocresía y la desigualdad no sólo de género sino también de condición.



[1]    Durante la dictadura franquista si una ama de casa o una mujer soltera quería emprender un negocio, abrir una cartilla de ahorros o comprar un electrodoméstico necesitaba el consentimiento del esposo, padre mediante la firma de éste.

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