El
pueblo judío es quizá una de las civilizaciones más antiguas y
complejas que haya existido en en nuestros días. Partiendo que hace
más de 2.000 años se gestó la religión monoteísta más antigua,
la cual conocemos todos por judaísmo, demuestra que la controversia
y la discrepancia serían sus más eternas aliadas.
La
controversia y las adversidades que se hallan en su historia son
debidas a la complejidad que siempre les ha caracterizado, ya que
desde tiempos babilónicos se han mostrado más avanzados que otros
pueblos dando lugar suposiciones de que entre el pueblo heleno y el
pueblo judía fueron la semilla que dio vida a la sociedad occidental
que conocemos hoy.
La
respuesta a estos razonamientos es muy simple. Se halla en la
educación. Cabe decir, que a pesar de las dificultades de la época
y los pocos avances que había, el sistema educativo estaba muy bien
organizado en el ámbito curricular y de profesorado.
Para
empezar, explicaremos la formación de las aljamas y cómo dentro de
éstas se fueron creando diferentes equipamientos.
En
la corona de Aragón, las aljamas eran conocidas como calls. Éstos
se crearon porque en 1179 hubo un decreto real en que los judíos
debían vivir en espacios muy concretos cuya estética era poco
común. Las calles no estaban empedradas y eran estrechas. Las casas
a simple vista tenían las oberturas pequeñas, las puertas estrechas
y las ventanas con rejas pero en su interior se podía apreciar un
mobiliario muy rico y de buena artesanía.
A
pesar de todo, dentro de los calls podíamos encontrar un hospital,
una sinagoga, el horno público y una escuela.
Su
organización era similar a los municipios y tenían su propia
administración eligiendo a sus magistrados, consejeros y gozaban de
plena libertad religiosa. Había habido casos en que habían dos
aljamas dentro de una ciudad y ese fue el caso de Barcelona.
A
diferencia de los guetos europeos, el call era un espacio abierto
aunque tuviera muros y puertas con lo que las relaciones comerciales
entre cristianos y judíos se hacían más factibles. Los cementerios
se hallaban en las afueras.
En
cuanto a la pedagogía judía, el tema que realmente nos concierne,
debemos tratarlo con cierto tacto ya que implica muchos matices a
explicar que conllevan ciertas complicaciones.
En
primer lugar, las fuentes de la pedagogía judía se alimentaban de
la religión. La creencia en un solo Dios y el ideal de ser un pueblo
elegido hacía que hubiera un sentimiento de unidad.
Por
lo tanto, el currículum académico se basaba en la ley judía, la
Torá y el Talmud. La Torá conocida como ley formaba parte de la
vida de todo judío e influenciaba en el comportamiento, hábitos,
etc.,
No
sólo tenía sentido jurídico sino también pedagógico cuando se
usaba en concepto de enseñanza. Se compone por cinco libros los
cuales son bereshit (génesis), shemot (éxodo), vayikrá (levítico),
bamvidram (números), y devarim (deuteronomio).
Otro
libro sagrado que tenía sentido académico era el talmud. Constaba
de seis tratados o órdenes los cuales son Zaraïm, Moed, Nashim,
Nezikim, Kodashim y Toharot.
Evidentemente,
la educación no se basa solamente en libros sino que según el
judaísmo, el hombre es el centro. La pedagogía era dualista y se
basaba en una educación sensorial con referencia al cuerpo y
educación intelectual basada en las potencias del alma. En su
conjunto formaba una educación integral.
Cabe
considerar que para dar lugar a las enseñanzas tenían que haber
lugares donde impartirla, no obstante la familia tenía un papel
relevante debido a que la educación de los hijos era completa.
La
educación sólo se daba a los hijos varones. La madre era la
responsable de la vida religiosa en el hogar. Durante la infancia,
los niños quedaban bajo su tutela. Ella era quien daba las primeras
instrucciones, sobretodo de moral.
Una
vez los niños eran sacados de la tutela de la madre el padre se
encargaba de educarles en la instrucción religiosa. La finalidad era
desarrollar en el niño la conciencia de responsabilidad personal
delante del eterno y el deber de guardar la ley que Dios había
pactado con su pueblo.
El
tipo de enseñanza era oral y muy generalizada ya que las
tradiciones judías eran las de todo un pueblo. A los cinco años de
edad, el niño pasaba a la tutela de un maestro y empezaba a aprender
un oficio.
Las
escuelas se crearon después del exilio babilónico y fue entonces
que la enseñanza paterna fue sustituida por la escuela. Las formas
pedagógicas existentes se habían vuelto obsoletas e insuficientes.
Los padres no podían ocuparse a tiempo completo de los hijos.
Por
otra parte, durante su estancia en Babilonia, los judíos habían
desarrollado la institución de la sinagoga en sustitución del
templo. Con el tiempo las sinagogas se convirtieron en casas de
instrucción y de este modo se ponía la primera piedra al nuevo
sistema educativo judío. La evolución de esta reforma estuvo
dividida en tres etapas: la fundación de las academias, las escuelas
secundarias para los adolescentes y las escuelas elementales.
Trataremos
el aspecto de la organización escolar bajo unos ítems que la
marcaron. Una de las características que han caracterizado la
enseñanza judía es la
relación profesor – alumno.
En las escuelas talmúdicas las clases se impartían bajo
conferencias. En el Talmud podemos encontrar el siguiente paradigma:
Rava
dijo: el número de alumnos que se tiene que confiar a un maestro de
primera enseñanza es de 25 alumnos. Si hay 50, hay que nombrar a un
segundo maestro; pero si hay 40 se nombra a un ayudante local.
La
financiación
se hacia mediante retribuciones indirectas. Estas retribuciones eran
ayudas de la comunidad, de los discípulos, la inclusión del diezmo
a los pobres y a veces de las ayudas de las cajas del templo. El
maestro recibía mucha hospitalidad por parte de toda la comunidad.
Por
precepto religioso cada comunidad estaba obligada a tener un maestro
o más de uno. El contrato era anual donde constaban las condiciones.
Si
los niños tenían una tendencia natural impulsiva tenían que
someterse a una estricta disciplina. Ésta se pedía en la
asistencia, en el orden de la clase, en la cortesía y en el
comportamiento. En caso contrario se imponían castigos. De todos
modos, a ningún maestro se le permitía castigar a un niño con
fuerza o dejarle marcas.
Para
la metodología
se tenía en consideración el aprecio y el diálogo entre las
diferentes personas que conformaban el grupo clase. El maestro daba
ejemplo, enseñaba, prometía, castigaba y exhortaba. Por eso debía
mostrarse fiel a su designio y paciente en atención al resultado
esperado. Podemos decir que partiendo de este razonamiento
encontramos varias clases de alumnado lo cual define muy bien el
tratado del Talmud de Pirqué Avot:
aquel
que es rápido para escuchar y rápido para olvidar: su beneficio
desparece con su pérdida; aquel que es duro para escuchar y para
olvidar: su pérdida desaparece con su beneficio; aquel rápido para
escuchar y duro para olvidar: es el sabio; aquel duro para escuchar y
rápido para olvidar: es la peor parte.
Delante
de las diferencias individuales el maestro aplicaba una enseñanza
diferenciada y adecuada a cada uno de los niveles escolares:
elemental, secundario y superior. A los alumnos con capacidad
retentiva deficiente les aplicaba ejercicios complementarios y a los
más lentos en el aprendizaje se les daba explicaciones más
detalladas.
Para
el pueblo judío la memoria era muy importante debido a la escasez de
libros. Posteriormente se hicieron programas para que el alumno
pudiese aprender ciencias a través de la escolarización. La forma
en que se enseñaba se basaba en las experiencias vividas por los
pupilos. Luego, usaban la dialéctica. Este modo de enseñanza –
aprendizaje hacía que las clases fueran dinámicas y el contraste de
opiniones entre alumno y maestro enriquecedor. Cuando el alumno
asimilaba los contenidos pasaba a la práctica
El
material didáctico que se usaba era la pizarra, y algún libro, pero
casi siempre consistía a base de teoría y
repetición.
Los libros eran considerados una fuente de sabiduría, es decir, un
tesoro.
La
educación de la mujer estaba marcada por el concepto que se tenía,
que venía dado en los libros sagrados. Todas las mujeres estaban
destinadas al matrimonio y era educada según la familia. Se la
preparaba para las tareas propias de una buena esposa: hilar, tejer,
cocinar, y cuidar de los hijos. No solían dedicarse a la lectura y
la escritura pero ayudaban a sus maridos en la correspondencia y
reproducción literaria.
Eran
presentes en cada hogar como institutrices y enseñaban a sus hijos a
leer y a escribir. Como conclusión podemos afirmar que las niñas
eran educadas en las tareas del hogar y bajo los valores morales de
la piedad, las buenas maneras, la caridad y la modestia.
Pedagogos
relevantes judíos
Salomó
ben Abraham ibn Adret nació en Barcelona el año 1235 y falleció en
1310. Fue una autoridad rabínica y escribió una norma muy
importante que decía que las personas menores de 25 años les era
prohibido estudiar enseñanzas extrañas y permitió el estudio de la
medicina. Fue muy crítico con el sistema educativo ya que mencionaba
la escasez de libros y su alto precio.
Porfiat
Durán nació en Perpiñán en 1345 y falleció en Gerona en 1414.
Fue médico, astrólogo, exegeta y gramático. En su obra se aprecian
una serie de normas que hizo para los discípulos que hacían
enseñanzas profesionales y las sintetizó en 14 normas.
Fuente:
(MIRÓ, Mª Isabel (1996): Història
de l'educació jueva a la Catalunya de l'edat mitjana. Edicions
el mèdol. Tarragona. )
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